
"Feliz" 2009
Las crisis son una puerta abierta al futuro.
Que los golpes y sonrisas del 2008 no enseñen a construir un 2009 con justicia, armonía y fraternidad.
"Es insensata la palabra ingenua". Bertolt Brecht
La Palabra Ingenua 04/12/2008
Por runa, comunidad del río hablador
Te lo agradezco, pero no
En su artículo del domingo, Jorge Bruce – rescatado por La República de las fauces de Fritz Du Bois, nuevo capitán de Perú.21 – hace una seria advertencia con relación a la reciente acción atribuida a Sendero Luminoso en Pumahuasi. Bruce dice que el asesinato de aquellos cinco policías “debería sacudirnos como una bofetada del letargo”, y que los limeños no deberíamos caer en la indiferencia, como lo hicimos durante la guerra interna. Nos llama a “sentir esas muertes como propias” pues “esos uniformados cayeron por defendernos a todos” en esta “guerra de la coca”. ¿La guerra de la coca? Agradezco la preocupación, doctor, pero esa no es mi guerra.
Comprendo el mensaje de Bruce. En los años 80, miles de peruanos morían en la carnicería de la guerra entre SL y el Estado, pero los limeños sólo nos dimos por enterados cuando los coches-bomba empezaron a estallar en Miraflores. Esa actitud no puede repetirse, a riesgo de caer en la misma indolencia e incapacidad de reacción.
Pero Bruce, citando a Jaime Antezana, bautiza esta como la “guerra de la coca”. Y eso lo cambia todo. Y tiene razón. No se trata de una guerra movida por la “lucha de clases” ni por el fanatismo ideológico, como la de los 80. Estuve en Tingo María la misma semana del atentado y pude escuchar con mis propios oídos la versión que todos manejan: actualmente, las dos columnas que Artemio dirige en la zona se mueven como agentes de seguridad de los traficantes de cocaína antes que como promotores de un alzamiento popular.
El tráfico de cocaína financia a las supervivientes huestes de Sendero en el alto Huallaga, y quién sabe también a las reorganizadas filas de Vizcatán. Ese mismo dinero también circula, y por montones, por nuestra fuerza policial. ¿Ha visto usted a los policías de tránsito realizar sus “operativos” cuyo única finalidad es coimear a vista y paciencia de todo el público usuario, y también de sus propios superiores? Ahora coloque mentalmente a esos mismos efectivos a cuidar las carreteras de la selva, por donde diariamente circulan cientos de miles de dólares en polvo. El resultado es obvio: para pasar hay que pagar, y allá todo el mundo lo sabe.
El dinero de la cocaína está en la política y está en las discotecas de San Isidro donde se oferta libremente este producto – y a las que asisten los hijos de congresistas, jueces y militares. El dinero de la cocaína está lavándose en hoteles, bancos y todo tipo de negocios. Es como la piratería, que se vende abiertamente en El Hueco, al frente de las oficinas de la Fiscalía y del Poder Judicial. Y es que si a un campesino se le paga 80 soles por arroba de coca y luego se vende en Nueva York un gramo de cocaína por cien dólares, ¡es imposible luchar contra ese negocio!
La “guerra de la coca” no es, como parece plantearlo Bruce en su artículo, la lucha entre “el narcoterrorismo” y las fuerzas del orden. Y tampoco es la lucha entre “el narcotráfico (que) infiltra y corroe a las élites del país” y los ciudadanos éticos que no se corrompen con el dinero sucio. No, no, nada de eso. La “guerra de la coca”, que en palabras de Gustavo Gorriti es nuestra propia “guerra de los 30 años”, es una doctrina impuesta por el prohibicionismo militarizante norteamericano, la estrategia más inútil del mundo para desincentivar un vicio cualquiera.
Es el mejor negocio del mundo convencernos de que esta es “nuestra” guerra. El negocio del narcotráfico es la guerra. El precio es alto gracias a que está prohibido, y solamente en esa medida es una fuente de enriquecimiento rápido, que es su gran atractivo. Para la Policía también es negocio que haya guerra y violencia. En el Alto Huallaga, Artemio tiene entre 40 y 60 hombres y el Estado tiene a 400 policías. ¿Cómo es posible que en tantos años aún no se haya desactivado esas dos columnas de SL? Muy sencillo: mientras haya estado de emergencia en la zona, las prerrogativas de la Policía son amplias... y la corrupción es más fácil. Y bueno, como ya hemos dicho, para el propio Sendero es indispensable que exista tráfico.
El consumo de cocaína no estaba penalizado internacionalmente antes de los 60, cuando EEUU logró imponer su burdo prohibicionismo en las Naciones Unidas. ¿Se ha reducido el consumo desde entonces? Al contrario: no ha hecho sino crecer, al mismo tiempo que han crecido las ganancias del negocio y la violencia asociada a él. No hace falta recurrir a las cifras para demostrar que la “guerra de la coca” es un tremendo fracaso para los que quieren reducir el consumo de cocaína, y es un enorme éxito para los que se enriquecen con el tráfico de droga y de armas.
¿Qué pasaría si se despenalizara? Probablemente, el consumo no aumentaría de manera significativa, más aún considerando que sigue siendo una práctica social y médicamente desincentivada. Pero sí desaparecería la violencia del narcotráfico, pues no tendría sentido comprar armas para defender un negocio legal. También desaparecería la corrupción, pues no sería necesario comprar jueces, policías ni guerrilleros. Por último, se desfinanciarían una serie de actividades que giran alrededor de la cocaína, incluyendo a los movimientos alzados en armas. Es decir, dejarían de morir muchachos y campesinos en una guerra absurda que no es suya, así como no es nuestra. Adicionalmente, si el negocio es legal es también regulable, y sus trabajadores pueden gozar de derechos al mismo tiempo que el Estado puede recaudar tributos que podría usar, por ejemplo, para una intensa campaña contra el consumo irresponsable de drogas.
No podemos sino removernos por el asesinato de los cinco policías en Pumahuasi y también por las aparentes ejecuciones de campesinos en Río Seco. No podemos sino sentirnos muy alertas ante la posibilidad de que una injusticia social persistente, un fanatismo nunca bien curado y un siempre boyante negocio de la coca se vuelvan a combinar para producir una nueva etapa de violencia. Pero tampoco podemos caer en la trampa y asumir como nuestra la causa anti-coca. Todas las guerras son lamentables, crueles y estúpidas, todo a la vez. Pero la “guerra de la coca” es doblemente estúpida, y no por eso menos lamentable ni menos cruel.
Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!
Organizaciones juveniles y populares alzamos nuestra voz frente al APEC
Esta semana tiene lugar en nuestro país la reunión presidencial del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC). Ante la avalancha mediática pro-APEC que no nos deja pensar ni cuestionarnos, una serie de organizaciones juveniles, sociales y populares expresamos las razones de nuestro rechazo frente a esta cumbre internacional:
Durante casi 20 años de neoliberalismo los peruanos:
- Hemos sido condenados a exportar materias primas sin dar valor agregado a nuestra producción. Ante la inacción del Estado, nuestras pequeñas industrias no pueden exportar y son arrasadas por las mercancías de los países poderosos. Solo el 2% de las microempresas exportan, a pesar del mito de que la apertura comercial beneficia a todos. Las propias economías asiáticas protegieron su sector industrial durante años antes de lanzarse a abrir sus mercados. Nuestros gobernantes de turno, por el contrario, se desviven por firmar cuantos TLC sean posibles.
- Hemos regalado nuestros recursos naturales a inversionistas protegidos por Contratos Ley que les exoneran de una serie de impuestos, y que se llevan nuestros gas, minerales y petróleo sin pagar lo justo, que permitiría cumplir con los derechos a la salud, educación y pensiones para todas y todos.
- Hemos sido explotados por empresas que vienen a nuestro país porque la mano de obra es más barata y las regulaciones medioambientales son mínimas. Estas inversiones no respetan los derechos de los trabajadores y atentan contra la organización sindical, y al mismo tiempo dañan el entorno de las comunidades. Las protestas sociales son consideradas sólo como riesgos para la inversión; no importan las personas, sólo las ganancias de unos pocos.
- Hemos incrementado la desigualdad, pues el neoliberalismo abre oportunidades para los privilegiados y al mismo tiempo destruye las fuentes de trabajo digno para las mayorías; es decir, hace a los ricos más ricos y a los pobres más pobres.
Por si fuera poco, el neoliberalismo está en una grave crisis global. Ha quedado demostrado que la especulación, la no intervención del Estado, la cultura consumista y la "competencia", no son criterios de crecimiento sostenible ni promotores de la igualdad y el bienestar social. Por eso los pueblos de Latinoamérica y de todo el mundo se movilizan y votan por el cambio, incluyendo al Perú que hace dos años votó por "el cambio responsable", no por más neoliberalismo. De candidato "reformista", Alan García se ha convertido en el Presidente que apuesta más ciegamente por el libre mercado con los países poderosos, dejando de lado la integración regional sudamericana.
APEC no se está reuniendo para buscar nuevas alternativas ante el fracaso del capitalismo. Se reúne para ofrecer más apertura comercial y más protección a las inversiones; es decir, más neoliberalismo como si nada hubiera pasado.
- Falso voluntarismo: APEC tiene un principio llamado voluntarismo por el cual se dice que, a diferencia de otros tratados, no hay "obligaciones" y "sanciones". Aquel principio constituye más bien una garantía de imposición, pues una potencia y sus transnacionales pueden negarse a cumplir con los criterios de "liberalización" para proteger su economía, como ya lo hace EEUU; pero si un país como el Perú quiere hacerlo, lo más probable es que se vea presionado por las economías más poderosas. Entre economías tan desiguales, una "libertad" de este tipo solo fortalece la dominación.
- Toma de decisiones no democráticas: sólo hay presencia del empresariado, no del pueblo. A diferencia de otros foros internacionales, APEC no cuenta con mecanismos de participación acordes con las decisiones que toma. Las organizaciones de la sociedad presentes son muy pocas, excepto las empresas. El ABAC es el organismo que representa al sector privado dentro de la "Cumbre de Líderes" de APEC, participa de las reuniones ministeriales y su influencia es mucho más contundente que la de algunos Estados. En cambio, de las organizaciones de la sociedad civil sólo están presentes algunos colegios profesionales en seis de los 41 capítulos. Sindicatos, organizaciones regionales, campesinas y de otros sectores que podrían verse afectados no participan, pues quieren hacer pasar como meramente "técnicas" negociaciones que afectan de manera concreta la vida y el futuro de las personas.
- Secretismo. La información más importante de APEC parece secreta. Por ejemplo, los Planes de Acción Individual, que son los informes que presentan los países ante la secretaría general de la APEC, son inaccesibles y excluyentes. En Plan peruano está sólo en inglés, a sabiendas de que en nuestro país se hablan más de 40 lenguas. Cabe mencionar que en estos Planes nuestros países "voluntariamente" informan cómo van implementando el libre mercado con todos los detalles posibles. ¿Será casualidad tanto secreto?
- George Bush, quien encabezó la invasión de Irak causando hasta el momento alrededor de un millón de muertes, decenas de miles de lisiados y unos cuatro millones de exiliados, y quien además ha mandado secuestrar y torturar a cientos de personas en las cárceles de Abu Ghraib, Guantánamo y otras numerosas prisiones secretas. Bush representa la peor cara de Estados Unidos, potencia imperialista en decadencia, y debe ser juzgado por un tribunal internacional por crímenes contra la humanidad. No lo queremos en nuestro país.
- Hu Jintao, presidente de China, a quien los liberales hoy reciben con sonrisas olvidando sus viejas críticas a la falta de democracia en este país. Durante su Gobierno se ha desatado la represión contra los movimientos autonomistas del Tibet, muriendo cientos de personas, y se ha profundizado la persecución a las organizaciones sindicales autónomas, para que este capitalismo emergente no sea molestado por las protestas de los trabajadores explotados. Nos preocupa también la firma del Tratado de Libre Comercio con este país, cuyas malas prácticas empresariales ya conocemos de sobra en casos como San Juan de Marcona (Ica) y Río Blanco (Piura).
- Dimitri Medvedev, quien gobierna Rusia recién desde marzo, ya carga sobre su conciencia con una guerra contra Georgia y ha demostrando la renovada agresividad con que ese país busca retomar su rol de potencia imperialista.
- Felipe Calderón, Michelle Bachelet y Álvaro Uribe (éste último "invitado especial" del APEC): presidentes de México, de Chile y de Colombia que vienen promoviendo políticas de represión, militarización y acción de grupos paramilitares en las comunidades indígenas de la Selva Lacandona, Oaxaca, el territorio Mapuche y en los pueblos indígenas de Colombia. Situación ampliamente reconocida por los voluntarios de Derechos Humanos que también han sido expulsados y reprimidos en estos países.
- Alan García, presidente peruano, y Luis Giampietri, organizador del APEC, quienes aún deben rendir cuentas a la justicia por numerosas violaciones a los derechos humanos cometidas durante el primer gobierno aprista. Curiosamente, Giampietri ha escogido como sedes de la cumbre dos viejos centros de detención y tortura: el Real Felipe y el Pentagonito, escenarios perfectos para reunir a tan siniestros personajes.
Por todo ello, las organizaciones adherentes reafirmamos nuestro rechazo a este foro y a la presencia en nuestro país de aquellos visitantes. Asimismo, expresamos nuestra apuesta por alternativas económicas y sociales justas que promuevan la igualdad y el desarrollo de las mayorías. Durante la semana de realización de APEC hemos venido expresando nuestra postura mediante seminarios, intervenciones y manifestaciones, pero también mediante actividades culturales y artísticas, en el marco de una apuesta por renovar desde las organizaciones juveniles y populares la práctica política transformadora. Estas protestas y debates en torno a APEC son la continuidad de un proceso de articulación que ha tenido varios momentos importantes durante este año, en particular la Cumbre de los Pueblos en mayo; el Paro Nacional de julio; y las numerosas protestas regionales y sectoriales, con las que nos solidarizamos.
¡Cárcel para Bush! ¡Contra todo imperialismo!
¡No al APEC de los ricos, los pueblos estamos de pie!
¡Por una economía solidaria para beneficio de las mayorías, abajo el neoliberalismo!
¡Otro mundo es posible!
Asamblea de Juventudes de Izquierda, Grito de los Excluidos, Comunidad del Río Hablador, Juventud de la Coordinadora Política Social, Perú Pueblo, Juventud del Partido Nacionalista Peruano, Acción Crítica, El Colectivo, Comuna Tejiendo desde el Sur, CGTP Juventudes, Colectivo Zoom, Juventud del Partido Socialista, Revista Mariátegui, Juventud del FOCEP, Instituto Alameda, Colectivo Los Amautas, Juventud de Pueblo Unido, Colectivo Altavoz, Integración Estudiantil, Movimiento 6 de Abril, Juventud del Movimiento Nueva Izquierda, Universidad Socialista del Perú José Carlos Mariátegui, Juventud del Comité Malpica, Movimiento Todas Las Voces, Juventud del Partido Comunista del Perú - Patria Roja, GEEIP, Unión Socialista Libertaria, Intervención Urbana V.E.S., Asamblea Ciudadana Cono Sur, Juventud Comunista Peruana, Coordinadora Popular Primero de Mayo, Patria Libre, Hijos del Perú
Por runa, comunidad del río hablador
Bisnes is bisnes
APEC y los derechos humanos
Dos de los principales locales en los que se llevará a cabo la décimo sexta reunión de “líderes” del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) en nuestro país han sido centros de reclusión y tortura. El Real Felipe, cuyo centro de convenciones acaba de ser inaugurado, es un antiguo fuerte español en el que los realistas detuvieron y torturaron a numerosos patriotas; en épocas más recientes sirvió de cárcel para los “golpistas democráticos” del 13 de noviembre de 1992. Pero mucho más macabra es la historia del Cuartel General del Ejército, más conocido como “el Pentagonito”, utilizado durante el Gobierno de Fuijimori para secuestrar, interrogar e incinerar a opositores políticos. A primera vista, parece de lo más desatinado utilizar espacios con estos antecedentes para recibir a nuestros invitados internacionales; pero bien mirado, parece que no hay locación más apropiada para una cita como esta.
A George W. Bush lo conocemos de sobra. Más de un millón de iraquíes muertos y dos millones de desplazados son los números básicos de la guerra de agresión llevada a cabo contra Irak y sustentada en mentiras públicas y descaradas. Se trata del más conocido de los crímenes de los que este señor es responsable, pero no del único: la ocupación de Afganistán, el secuestro y tortura de una cantidad indeterminada de personas en cárceles secretas alrededor del mundo, las intervenciones “solapas” en Venezuela y Bolivia, son otros de los muchos hechos por los que debería responder ante la justicia.
Pero hay otros personajes, tal vez menos publicitados aún pero no por eso menos siniestros. Hu Jintao es presidente de
Por su parte, Dimitri Medvédev es uno de los novatos en las reuniones presidenciales, pues recién gobierna Rusia desde marzo de este año. En tan poco tiempo, ya carga encima una guerra. En agosto, Rusia invadió Georgia con la excusa de la defensa de sus aliados de Osetia del Sur. Esta acción, que motivó un amplio rechazo por parte de la comunidad internacional, marca el inicio de una nueva etapa en la agenda geopolítica rusa, con una actitud más agresiva.
Estos personajes serán recibidos por una dupla fantástica: Alan García, Presidente del Perú, y Luis Giampietri, encargado de
La Palabra Ingenua 13/11/2008
Por runa, comunidad del río hablador
¿Estado o Mercado? Bah...
“(Los críticos están) identificando el sistema de libre empresa con ambición, explotación y fracaso, (pero) la respuesta es no tratar de reinventar ese sistema (sino) hacer las reformas que necesitamos y marchar hacia adelante con los principios del libre mercado que han llevado prosperidad y esperanza a gente de todo el mundo”. Ese es el mensaje teledirigido del cowboy de América, George W. Bush, antes de la reunión del G20 que él ha convocado para pedirle al mundo que le ayude a desfacer los entuertos que él mismo ha contribuido a crear. Bush teme que la crisis lleve a los países emergentes a caer en el “proteccionismo estatal”, tal como ocurrió en los años 30.
"Míster Danger" parece haber “aprendido” de la crisis que algunas regulaciones y reformas son buenas, aunque sigue siendo “un tipo orientado al mercado”, en sus propias palabras. Ya es algo. Más radical parece el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, quien desde la derecha se ha vuelto el abanderado de las reformas, decretando prácticamente la muerte del neoliberalismo y de las instituciones de Bretton Woods y abogando por un sistema en el que el Estado tenga un mayor rol. Se ha armado un pretendido debate entre ambas figuras, pero si lo vemos con franqueza nos daremos cuenta que la disputa es antes que nada sobre el rol de EEUU en el nuevo panorama mundial.
Ahora bien, desde buena parte de las izquierdas las conclusiones parecen ir en un sentido parecido: más Estado frente a los excesos del mercado. Por ejemplo, Oscar Ugarteche (uno de los mejores economistas que tiene el Perú) afirmaba en un reciente evento que “el mercado no es perfecto, el Estado tiene un rol redistributivo e integrador de mercados”. En la misma ocasión Raúl Wiener comentaba que la pregunta no es si más Estado o más mercado, sino cuánto Estado y cuánto mercado.
Temo que estas posturas, aparentemente correctas y constructivas, hagan perder el filo de la crítica. Porque la pregunta no es cuánto Estado y cuánto mercado, sino qué Estado y qué mercado, y para qué. Si algo me queda claro en medio de esta crisis es que el enorme debate Estado-Mercado que nos vendieron en los 80 y 90 era un debate un tanto falso. Cuando el capital necesita libertad para expandirse, impondrá el Mercado como dogma; cuando necesita regulaciones para consolidarse, aparecerá el Estado para salvarlo. Ambas son instituciones de la modernidad capitalista y se necesitan la una a la otra como la tierra al sol, para usar una frase del Grupo 5.
Si nos quedamos con la mirada fija en la crisis financiera, corremos el riesgo de contentarnos con reformas al Fondo Monetario Internacional, impuestos a los movimientos de capital, reglas de juego más estrictas... Y, al final, no cambiar nada. La crisis es múltiple, pero su aspecto financiero es el único que ha hecho saltar hasta el techo a los inversionistas y a sus medios de comunicación. La crisis es también social. En EEUU, por ejemplo, hay 10 mil desalojos semanales en estos tiempos. ¡10 mil desalojos semanales! ¡Es inconcebible! Eso significa, entre otras cosas, que los banqueros reciben su rescate pero no le perdonan su hipoteca a nadie. Ahora bien, en todo el mundo mueren 13 mil niños diarios por enfermedades curables, y no entiendo cómo los titulares hablan recién de un sistema global en crisis. Pero la crisis también tiene que ver con que la sostenibilidad energética, alimentaria y medioambiental del propio sistema. En su discurso de que el libre egoísmo humano traerá el máximo beneficio para todos, el capital está destruyendo los recursos que son de todos: las fuentes de energía, la comida y nuestro entorno natural. Así que la pregunta no es si este sistema puede sobrevivir con más salvatajes, regulaciones e intervención estatal. El sistema, en tanto lógica económica, claro que puede sobrevivir: ya ha pasado por otras crisis antes. La pregunta es si tenemos la posibilidad de imaginar que otro mundo es posible, o si vamos a rendirnos ante el dogma que dice que el ser humano busca “naturalmente” su beneficio individual, como si el mundo de lo humano no fuera el mundo de lo cultural, de lo aprendido, de lo perfectible.
Alternativas, hay. Solo hace falta apertura de mente para entenderlas como apuestas civilizatorias. Muchas de esas alternativas están naciendo en nuestra Latinoamérica. Allí está el ALBA, un alucinante esquema de trueque geopolítico con criterios de solidaridad y complementariedad. Allí están todas las experiencias de producción y convivencia comunitaria del MST en Brasil y del EZLN en México, las fábricas bajo gestión obrera en Argentina, la propia economía cooperativa que incluso en EEUU, Europa y Japón sostiene miles de puestos de trabajo de manera silenciosa, sin salir en los noticieros. Están las Constituciones de Bolivia y Ecuador, que consagran el “buen vivir”, un concepto filosófico distinto del “progreso”. ¿Qué tienen en común todas estas respuestas creativas? En general, se caracterizan porque no son burocráticas y, más bien, buscan el protagonismo de las comunidades y movimientos, con un rol modesto -o ningún rol- del Estado; además, no tienen al lucro individual como motor pero, a pesar de eso, sirven para satisfacer las necesidades de las personas. En fin, el que diga que más allá del capitalismo no hay vida sufre de un grave problema de ceguera, quizás producido por ese fenómeno llamado “ideología”. Vuelvo a recordar a Zizek, quien un poco en broma dice que los norteamericanos han fantaseado con el fin del mundo en todas sus películas, pero nunca se han podido imaginar el fin del capitalismo. Quizás ha llegado el momento.
La cumbre del G20 es importante sobretodo porque nos permitirá ver qué rol pretenden jugar los países llamados “emergentes” ante esta “invitación” que les ha caído para estar junto con los grandotes. ¿Qué van a hacer Brasil, México, Sudáfrica, la India? ¿Van a ir detrás de Bush a aceptar su ridículo “liderazgo” frente a una crisis que él incubó y alimentó? ¿Van a limitarse a formar parte de la nueva collera, a sonreír con la noticia de que el club de Tobi ha crecido? ¿O van a aprovechar la coyuntura para cuestionar las bases del modelo? Esta semana, movimientos de América Latina enviaron una carta a Lula, único sudamericano que estará presente en esa reunión, para exigirle que esté a la altura de las circunstancias. Ojalá que cumpla.
Lastimosamente y para variar, el Perú casi no pinta en este debate. La semana que viene vamos a ser anfitriones de un Foro que promueve más libre comercio y más beneficios corporativos, y somos mudos testigos del discurso monolítico pro-APEC y de las sonrisitas e inauguraciones a las que asisten Alan García y Giampietri, que se han pasado el año aplaudiendo acríticamente la llegada de “las inversiones”. A pesar de la grandilocuencia que caracteriza a nuestro Presidente, es muy probable que la posición oficial del Perú no aporte ningún elemento relevante y que los visitantes solo recuerden de su estadía el ceviche y Machu Picchu.
Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!
Por runa, comunidad del río hablador
Bush: ¿simplemente “good bye”?
Obama simboliza el cambio de una época. Hijo de un inmigrante africano en un país que aún está construyendo un muro en su frontera, primer presidente negro de una nación en la que hace 50 años los negros no votaban, primer candidato en un par de décadas que ha sido militante de base de su partido y no proviene de las elites económicas: no se puede decir que estos no son datos importantes. De una u otra forma, él es producto de la ola democratizante que recorre América y que ha llevado a un campesino indígena a gobernar Bolivia y a un obrero industrial a gobernar Brasil.
Si a esto le sumamos la hecatombe financiera, podemos imaginar que los tiempos del neoliberalismo están llegando a su fin. Si a eso le sumamos el aislamiento de EEUU en el mundo, expresado simbólicamente en su reciente goleada
Bush no sólo ha sido un mal gobernante, no sólo ha sido un fanático del libre mercado y no sólo ha sido un aliado carnal de los grandes intereses económicos. En la invasión a Irak han muerto alrededor de un millón de personas y dos millones han huido de su país. Además, en las cárceles públicas y secretas que EEUU mantiene en el medio oriente, en Europa del Este y (abusivamente) en Cuba se han realizado secuestros, torturas y tratos degradantes y se ha mantenido a los presos en un limbo legal durante los últimos 7 años, con duras batallas judiciales para permitirles cosas tan mínimas como… tener abogados. Estas no son mis opiniones: son informaciones que han salido de manera continua en la prensa internacional. Y, hasta donde yo sé, constituyen delitos contra los derechos humanos: por menos que eso Fujimori y Milosevic están presos.
Por si fuera poco, estos crímenes no han sido cometidos sólo en nombre de la “guerra contra el terrorismo” sino que han tenido móviles económicos. ¿Cuánta corrupción ha anidado al amparo de la guerra, de la reconstrucción y del petróleo? Todos sabemos que las empresas vinculadas directamente con el entorno más directo de Bush, como su vicepresidente Dick Cheney, se han beneficiado de manera muy sospechosa con los negociados antes de y durante la ocupación. Esta tampoco es una opinión: es una información suficientemente documentada como para merecer una investigación fiscal seria.
Si en el mundo existiera un mínimo de sentido de la justicia y de respeto por los instrumentos legales internacionales, debería ser evidente que Bush debe ser juzgado en los tribunales de
Por cierto, Bush viene al Perú por segunda y última vez dentro de dos semanas para la reunión del Foro de APEC. Recuerdo que Fujimori utilizó un evento similar el 2000 para huir de la justicia peruana. No creo que Bush haga lo propio y busque refugio en nuestro país (pero disfruto imaginando a Amnistía Internacional con sus afiches de “Bush Extradición”). Pero, ¿vamos a permitir mansamente que la última aparición internacional de míster danger sea en nuestro país sin que haya una clara manifestación pública de rechazo?
La Palabra Ingenua 14/10/2008
Por runa, comunidad del río hablador
“Aceitando” el sistema
El Gobierno de Alan García ha superado rápidamente el escándalo de corrupción que le explotó en la cara la semana pasada nombrando como Presidente del Consejo de Ministros a Yehude Simons, un personaje que puede ser polémico por uno y otro motivo, pero que nadie acusaría de ladrón. Casi al mismo tiempo, los Gobiernos del Grupo de los 7 han aprobado un programa de rescates bancarios y regulaciones que buscan superar lo más rápidamente posible la crisis financiera que explotó recién, pero que estaba anunciada desde hacía meses. Eventualmente, la presencia de Simons en la PCM y la inyección de miles de millones en el sistema financiero aliviarán en algo ambas crisis. Pero la pregunta es, ¿enfrentan el verdadero problema?
“La codicia está en el centro del sistema capitalista”. La frase no es de un intelectual crítico: es de Roberto Abusada, conocido neoliberal director del Instituto Peruano de Economía (IPE) y antiguo funcionario del fujimorismo, durante una reciente entrevista con Jaime de Althaus sobre la crisis financiera. Acto seguido, Abusada completó su idea: “y este sistema es el que mayor bienestar la ha traído a la humanidad”. Esa es la doctrina, la ideología que está en el fondo de todos estos procesos: la codicia privada es el motor que mueve el progreso de la economía. Pero uno puede preguntarse: si la codicia está en el centro del sistema, ¿no es natural que los funcionarios y lobbistas hagan lo imposible por “aceitar” a quien haya que “aceitar” para conseguir un “faenón”, como dice Rómulo León en los petroaudios? ¿No es también lógico que los banqueros jueguen a sacarle el máximo provecho posible al sistema financiero sin preocuparse por posibles consecuencias futuras?
Si la codicia está en el centro del sistema, la corrupción y la irresponsabilidad también lo están. Lo increíble es que el establishment político y mediático sea incapaz de establecer este vínculo evidente y enfoque ambas cuestiones como temas ético-morales o técnicos, que se resuelven simplemente con más fiscalización y mejores regulaciones. El sentido común que ve como natural que la codicia privada tenga las puertas abiertas está asentado a tal punto, que Jorge del Castillo se defendía hace poco de las acusaciones de corrupción diciendo que él “sólo” se había reunido con el empresario dominicano Fortunato Canaán, pero que en esa reunión no había habido “dolo”. Pero, ¿por qué es “normal” que un gran empresario extranjero que quiere invertir en el país tenga facilidades para reunirse con las máximas autoridades políticas? ¿No existen oficinas, funcionarios, procesos comunes y corrientes? No: el dogma dice que como el gran capital privado trae progreso, debe tener interlocución directa con quien le dé la gana. Ojalá los dirigentes de una comunidad indígena o de un sindicato tuvieran la misma facilidad para ubicar al Premier.
Muchos de los principales escándalos de corrupción de los últimos años tienen que ver con estas “reuniones”. Los Ejecutivos de Newmont sabían que tenían que negociar sin ascos con Vladimiro Montesinos y ahora manejan la principal mina de oro de América; una tratativa similar le costó al asesor de Alejandro Toledo, César Almeyda, algunos años en prisión cuando facilitó el ingreso de la cervecera Bavaria al país. Pero ¿cuántas de estas reuniones tienen lugar diariamente sin que lleguen a cristalizar en “actos de corrupción”? Dionisio Romero se encontraba habitualmente con Montesinos; no se le ha probado nada “doloso”, pero ¿qué tenía que conversar con él? De igual manera, hace poco se supo que directivos de la transnacional Monsanto se reunieron con Alan García el 2007 para ofrecerle “invertir” en el país; luego, el huayco de decretos de junio del 2008 abrió las puertas a la introducción de cultivos transgénicos. ¿Casualidad? Ese huayco también incluyó una serie de decretos muy resistidos por las comunidades indígenas, pues ponían en venta sus tierras. ¿Cuántas “reuniones” con “inversionistas” que codiciaban esas tierras habrán precedido a la elaboración de dichas normas?
A pesar de que los analistas económicos lo presenten como un fenómeno de naturaleza distinta, las crisis financieras tienen que ver con esta lógica. Los banqueros internacionales sacaron de Argentina, de noche y en secreto, varios miles de millones de dólares durante la crisis del 2001, mientras la gente común y corriente sufría los efectos del “corralito”. Pero, dicen, es lo normal porque los banqueros serán codiciosos, pero traen bienestar y progreso. En 1999 el Estado peruano inició la operación de rescate del Banco Wiesse, un año después de un salvataje similar para el Banco Latino. Pero es lo normal, dicen, porque ¿qué nos haríamos sin sistema financiero? El dogma asegura que hay que premiar y fomentar la codicia privada, y si algo sale mal hay que inyectar dinero para que todo continúe como si nada hubiera pasado.
Las crisis que atacan por varios flancos están obligando al sistema a replantearse algunas cosas. A nivel mundial se vienen años de mayor regulación y de intervención estatal y nacionalizaciones, luego de la farra neoliberal. A nivel nacional, Yehude en el premierato significa un giro, al menos discursivo, hacia la concertación, luego de dos años de confrontación e intolerancia; parte de ese giro depende de una gestión que ponga énfasis en criminalizar la corrupción, así como el Gabinete Del Castillo lo puso en criminalizar la protesta. Ambos procesos son maneras inteligentes de reacomodar aquello que ya no podía seguir funcionando igual, aunque no toquen el meollo del problema.
Aparentemente, se deja sin piso muchos de los reclamos que ha levantado el movimiento social durante mucho tiempo, y se plantea la necesidad de nuevos análisis. Así es: es momento de dar un nuevo paso. Tras años de reclamar reformas y redistribución de la riqueza, las crisis nos exigen una crítica al corazón del sistema: a la codicia privada como motor de la economía. Si pensamos un sistema social que esté organizado alrededor de los derechos humanos y del bienestar colectivo, entonces no existirá crisis del negocio hipotecario: existirá derecho a la vivienda; tampoco existirán corruptelas en la concesión de lotes petroleros: existirán procesos de explotación racional, con la participación directa de las comunidades que habitan en esos lotes.
Nota: este documento ha sido elaborado con Ubuntu como sistema operativo y OpenOffice como procesador de textos y ha sido colgado en Internet usando Firefox como navegador. Todos son sistemas de software libre con código abierto y elaborados colectivamente por la comunidad de usuarios a nivel mundial. Otra economía, cooperativa, libre y solidaria, no solo es posible: ¡ya está siendo construida!
La Palabra Ingenua 23/07/2008
Por runa, comunidad del río hablador
¡Horror! ¡Leysi se calatea!
Hoy miércoles 23 de julio uno de los principales dignatarios del Estado peruano, el Ministro de Defensa Ántero Flores-Aráoz, dedicó valiosos minutos de un emotivo discurso frente a la tropa a destacar una decisión de relevancia nacional. El Ministro anunció que su cartera iniciará acciones legales contra la señorita Leysi Suárez por haber ofendido a los símbolos patrios, al posar desnuda encima de la bandera peruana. No deja de resultarme curiosa esta interpretación del patriotismo. Estoy seguro de que si la señorita Suárez hubiera posado en similares condiciones junto al señor Flores-Aráoz, él mismo no se hubiera sentido tan ofendido. ¿Es nacionalismo o es envidia?
A primera impresión, yo pensaría que más relevante para la patria es, por ejemplo, evitar el ingreso de tropas extranjeras. Y eso es, precisamente, lo que Ántero ha aprobado 64 veces este año a través de resoluciones ministeriales que permiten movimiento de soldados norteamericanos en territorio peruano. Esto es lo que el Gobierno del que forma parte ha promovido a través de la Ley que permite la realización de la misión “humanitaria” Nuevos Horizontes en la cual efectivos armados curan las caries de los niños ayacuchanos. Esto es lo que, según fuentes de los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores, se está permitiendo con la construcción de “solo” una pista de aterrizaje en Pichari, en la conflictiva zona de los ríos Ene y Apurímac.
La hipocresía que ronda el “escándalo” de las fotos de Leysi me sorprende más a cada minuto. Los diarios, por ejemplo, exigen sanciones ejemplares para todos los responsables, pues consideran que se trata de una falta de respeto hacia la bandera. Sin embargo… ¡todos publican las fotos, una y otra vez, para ilustrar sus notas moralistas! Decidan: ¿las imágenes son ofensivas o no lo son? Si las consideran ofensivas, ¡no las publiquen!
Las Fuerzas Armadas que no sancionan aún a ningún responsable de las violaciones sexuales que realizaron sus propios efectivos durante la guerra interna, ponen el grito en el cielo porque voluntariamente una señorita pone en contacto sus genitales con la bandera peruana.
La ministra de Justicia Rosario Fernández, la misma que no agiliza la implementación del Plan Nacional de Derechos Humanos, que se encuentra estancado desde siempre, ha instruido a sus funcionarios para que “investiguen” el caso. ¿¡Qué caso, por dios!? ¿¡Qué caso!?
Debo confesar: no encuentro nada ni sancionable penalmente, ni condenable moralmente, ni criticable socialmente en las fotos de la señorita Suárez. ¿Soy un antipatriota? Por favor, entonces ruego que me lleven de una vez a la cana. Podría compartir un mismo pabellón con Leysi, que ha cometido el crimen de burlarse de la banderita peruana, con Roque González, que ha cometido el delito de simpatizar con las políticas del Gobierno de un país vecino, y con todos los activistas sociales a lo largo y ancho del país que se encuentran denunciados por cuestionar el modelo de desarrollo escogido por nuestras autoridades, que son quienes sí saben lo que es bueno para la patria.
Pésimo regalo de fiestas “patrias” comprobar una vez más que todo está de cabeza en nuestro país. Lo que realmente importa es invisible o, peor aún, es delito. Lo absolutamente superficial, por el contrario, es política de Estado.
¡Que viva Leysi Suárez, por haber puesto en evidencia la total frivolidad del Gobierno que dice representar los intereses del país! Deberíamos tomar su ejemplo y hacer una gran manifestación nudista con enormes banderas peruanas, para demostrar que los que sí le tenemos algún respeto a esta tierra no tenemos, literalmente, nada de qué avergonzarnos.