lunes, 30 de marzo de 2009

La edad de la vileza

La Palabra Ingenua 30/03/2009

Por runa, comunidad del río hablador

La edad de la vileza

Keiko Fujimori con 19% de intención de voto urbano es quizás la peor noticia política de los últimos años. Resulta paradójico que su padre esté apunto de recibir sentencia, pues esa sería una de las mejores noticias en lo que se refiere a jurisprudencia en derechos humanos.

Pero la aparente fuerza electoral del círculo de mentirosos profesionales que protagonizó el faenón más grande y prolongado de nuestra historia no viene sola. La vileza, la hipocresía descarada y la manipulación grosera de la “opinión pública” parecen haberse reinstalado en las primeras planas después de haber “pasado piola” durante algunos años. La pedantería de Alan al ofrecer un veto contra los candidatos “primitivos” es la muestra de más alto nivel de esta tendencia. El despropósito de premiar a Magaly Medina por el Día de la Mujer es su lado farandulero. La muerte de Edmundo Camana cuando estaba bajo el cuidado del mitómano congresista Edgardo Núñez, es su ejemplo más macabro.

¿Cómo llega a ser congresista un sujeto como Núñez, que construye una mentira tras otra para “defender” a los militares acusados de crímenes? Aquí ya no está en cuestión su postura política: él puede pensar que la Comisión de la Verdad fue prosenderista o la tontería que le dé la gana. El problema es que con su forma cotidiana de acción está (re)legitimando socialmente el famoso “miente miente que algo queda”. Lo importante para este señor no es si puede demostrar o no alguna de las mil acusaciones por minuto que salen de su creativa cabeza, sino dejar la sensación de que los “caviares” persiguen injustamente a valientes efectivos que defendieron la patria. Se le ha desmentido una y otra vez: está claro que hacer roche es algo que le tiene sin cuidado, siempre y cuando sea útil para los intereses que defiende. Cuando la verdad se convierte de una manera tan descarada en lo menos importante, el nivel del debate deja de ser simplemente pobre, que es lo que suele ocurrir, y se convierte en vil. Pero ahora estamos hablando de la muerte de una persona en una situación extrañísima, y la vileza de Núñez ya dejó de ser simplemente exasperante para raspar con la delincuencia.

Por supuesto, el experto en sacrificar una mínima sinceridad o coherencia política en el altar del poder es Alan García. Pero con Alan no solo preocupan sus mentiras ni el descaro con el que ha prometido que el 2011 le meterá cabe a cualquier candidatura crítica al modelo, sino la convicción combatiente con la que defiende el modelo. Alguien me comentaba hace un rato que si uno compara los discursos de García versión1.0 en la época de la nacionalización de la banca con los discursos del García versión 2.0 reunido con banqueros, parece que estuviéramos analizando al Dr. Jekyll y a Mister Hide. ¿Qué es lo que ha cambiado en este tiempo? ¿La nueva realidad del mundo globalizado? No parece tratarse de eso: Alan está muy lejos del fructífero debate ideológico que también al interior de las derechas está teniendo lugar a raíz de esta crisis financiera global. En este caso, una convicción tan cerrada y violenta no tiene que ver (solo) con el fanatismo del converso, sino con la defensa concreta de ganancias concretas de empresarios concretos. Alan ya no da discursos de corte pedagógico para explicar “al pueblo” la lógica de sus medidas, como hacía en los 80: ahora charla con magnates de todo el mundo para prometerles que nada va a cambiar. La corrupción es usar de manera oculta un cargo de poder para beneficio particular; pero usarlo abiertamente para patrocinar y defender el lucro de los grandes grupos privados es también envilecer la política.

A Magaly no le voy a dedicar mi tiempo, porque supongo que no es necesario argumentar que su negocio es distraernos con asuntos que no son importantes. En todo caso, ella está emparentada con Alan por el lado hipócrita: aquel famoso Fuego Cruzado en el que exigió a Ferrando una televisión educativa y cultural y que no utilice a la personas es un documento indispensable para tener en cuenta que la mayor vívora de la tele era antes una moralista. Lo que sí resulta absolutamente indignante es que ella sea considerada para un premio que deberían recibir miles de mujeres ejemplares de nuestro país. Usar el Congreso para premiar el chisme, el raje, la difamación y las cortinas de humo es envilecerlo aún más.

Así pues, que haya muchos peruanos y peruanas que piensen en votar el 2011 por una señora que nunca ha opinado nada sobre otra cosa que no sea su papi, es solo otro dato aterrador en un proceso de envilecimiento del debate político. Un dato que nos habla de cómo estamos fallando todxs lxs que decimos estar preocupados por complejizar el nivel de conciencia de la sociedad civil. Existen posibilidades reales de volver a los tiempos del robo conchudo y de las tesis del autosecuestro y la autotortura, épocas en que no importaba un comino no digamos la legalidad, la democracia y la Constitución, sino ni siquiera demostrar una mínima consistencia política, una mínima convicción acerca de cualquier cosa o una mínima capacidad de argumentar acerca de algún tema. ¿Estamos en las puertas de otra década del show, los sicosociales, las campañas de demolición, las amenazas de muerte, las muertes? ¿O es que acaso ya entramos en ella?


Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!

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