miércoles, 27 de junio de 2007

El TLC y la Copa América

La Palabra Ingenua 27/06/2007
Por runa, comunidad del río hablador

El TLC y la Copa América

Con clase, tenacidad y tres golazos, Perú ganó a Uruguay el primer partido de la Copa América que se realiza en Venezuela. ¿Una simpática metáfora de lo bien que se juega en la cancha bolivariana? En cualquier caso, mientras todos estábamos celebrando el triunfo, un grupo de unos 150 manifestantes participaba de una vigilia frente al Congreso de la República para protestar contra la posible (re)aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Es que tenemos derecho a estar contentos, pero no nos podemos distraer: la cancha norteamericana está inclinada, el árbitro está en contra y los jugadores reciben subsidios vitamínicos que los convierten en Terminators del “libre” comercio.

¿Qué tiene que ver el fútbol con los tratados comerciales? ¿Estoy forzando la figura para aprovechar la coincidencia de fechas? Pues sí, el hecho de que la goleada peruana y la enyucada gringa tengan lugar en la misma semana sazona la nota. Pero sucede que el deporte (y con más fuerza, el fútbol) se ha convertido en un megaritual moderno que simboliza los valores que sostienen a la ideología del capitalismo globalizado: competencia entre iguales e integración entre diferentes. De refilón, esta ideología es el sostén de todos los acuerdos comerciales, incluidos los TLC (que tienen harta carga ideológica, por más que sus defensores los presenten como meramente técnicos y “pragmáticos”). El hecho de que esta Copa América se realice en Venezuela, un país que viene impulsando junto con otros un modelo distinto de intercambio comercial, no deja de ser una paradoja.

Durante el último Mundial de Fútbol, Coca Cola lanzó una publicidad que, a grandes rasgos, resume la promesa de la globalización y, cómo no, del propio campeonato de la FIFA. ¿Recuerdan la tonada? “Hombres, viejas, mujeres, las vedettes, chimpancés, los jockeys, los niños, los sostenes... todos estamos juntos, en la Copa del Mundo”... El jingle canta a la unión universal de los diferentes en el gran certamen donde competiremos de igual a igual, por supuesto de manera fraterna y “deportiva”. La metáfora funciona a la perfección puesto que Estados Unidos, el gran mandamás de nuestros tiempos (a decir de Oscar Ugarteche, “el G-1”) no pinta para nada en el terreno pelotero o, en todo caso, es “un equipo más”. Más aún, países tercermundistas como Brasil, Argentina o México se codean con los grandes, con lo que la ilusión de que todos somos iguales es tan redonda como la pelota.

No hace falta ser muy agudo para darse cuenta rápidamente que la gran promesa es mentira. En el fútbol, no todos somos iguales. Por un lado están los europeos, con una liga millonaria, infraestructura fabulosa y equipos de ensueño. Por otro lado estamos todos los demás. El desbalance es notorio cuando vemos que “el éxito” para cualquier latino o africano es jugar en Europa. ¿Alguna vez alguien ha escuchado que Boca Juniors evalúe la posibilidad de fichar a Zidane? Ello, por no decir que el viejo continente tiene 13 cupos completos, Latinoamérica 8, África 5, y Asia y Oceanía (que son un montón de países) otros 5.

Pero en fin, el fútbol es el fútbol y aunque las condiciones sean distintas, una vez que estamos en la cancha somos iguales, ¿no? Es al salir del terreno deportivo e ingresar al duro y poco fraterno terreno de los acuerdos comerciales cuando nos damos cuenta de la verdadera magitud de la mentira globalizada. Desde cualquier punto de vista es un despropósito poner a competir “de igual a igual” a los agricultores de Andahuaylas, que producen papa a precio de sobrevivencia, con el trigo subsidiado que ingresa desde EEUU (¡por favor! El fideo es un competidor directo de la papa, y los ministros y lobbystas que dicen lo contrario probablemente nunca han ingresado a una cocina, jamás han tenido que preparar un menú barato...). De igual forma, es una locura pensar que los trabajadores de Topy Top (que han sido despedidos por la insensata idea de formar un sindicato) pueden “competir” con los trabajadores norteamericanos cuyos sindicatos son poderosos aparatos de presión política. En ambos casos, la invasión de mercados a través del dumping y la migración hacia zonas donde la normativa laboral o medioambiental son papel mojado, la globalización comercial solo está favoreciendo a las poderosas empresas transnacionales. Es lo que sucederá con nuestro TLC, que se firmaba “sí o sí” o Alejandro Toledo dejaba de llamarse Alejandro Toledo, que sería revisado línea por línea por Alan García pero que fue aprobado apresuradamente para que luego Hernando de Soto admitiera que solo el 2% de empresas peruanas resultarán beneficiadas, y al que finalmente fueron los propios norteamericanos (demócratas) los que tuvieron que agregar algunos puntos que los “negociadores” peruanos no se habían atrevido a plantear. Pero más allá de la vergüenza que nos da la manera como Perú se ha echado sistemáticamente ante las imposiciones de EEUU, el punto es que este desequilibrio forma parte de la lógica del capitalismo globalizado. “Compitamos de igual a igual” es la manera eufemística de decir “el grande se come al chico”. Es la ley de la selva y esto ocurre en la Organización Mundial del Comercio, en los tratados entre Europa y África, en los 10 años de TLC México-EEUU-Canadá, en la manera como han sido planteados el Mercosur y la Comunidad Andina... Y, sin embargo, insisten en vendernos una globalización donde “competitividad” e “integración” son valores equivalentes.

Mientras tanto, el dueño de casa de la Copa América viene promoviendo una manera alternativa y creativa de hacer negocios. Recuerdo cuando hace unos años Fidel Castro y Hugo Chávez lanzaron la idea de la “Alternativa Bolivariana de las Américas”, ALBA. Para todo analista y economista serio, se trataba de una locura destinada al fracaso. Los dos apestados del barrio firmando un acuerdo cuyo eje era el petróleo, solo para darle la contra al polémico ALCA de EEUU. Desde aquel tiempo, muchas cosas han ido cambiando. Hoy son al menos 5 países los que se forman parte del eje del ALBA: Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Además, bajo su lógica se han firmado acuerdos parciales con Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y numerosos países del Caribe. Además, se han realizado encuentros donde ministros y movimientos sociales han podido debatir, ahora sí, "de igual a igual" sobre los alcances de estos acuerdos.

¿Y cuál es la lógica del ALBA? ¡Pues cual va a ser! La complemetariedad, la cooperación y, por lo tanto, la integración. No se trata de poner a competir a desiguales, sino de intercambiar aquellas cosas que sobran a unos y hacen falta a otros. Por ejemplo, Venezuela pone el petróleo que Cuba requiere, y en reciprocidad Cuba envía médicos expertos en salud comunitaria y maestros preparados para las tareas de alfabetización. Venezuela tiene un serio problema de déficit alimentario, por lo cual acuerda con Bolivia el intercambio de soya y granos. Las viejas teorías desarrollistas centraban su atención en la necesidad de divisas para financiar el desarrollo y, por lo tanto, de inversión extranjera o endeudamiento. Pero en el ALBA y en los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP, una original propuesta de Evo Morales) no corre un solo dólar y, sin embargo, se generan procesos concretos de desarrollo. Ojo: no se trata solo del trueque, sino de una propuesta integral de cooperación e integración, que incluye fondos compensatorios para corregir las asimetrías económicas y organismos financieros regionales como el Banco del Sur, entre otros mecanismos. Recomiendo leer con atención en la propia página web del ALBA.

Quizá la cancha bolivariana es, entonces, más pareja que la norteamericana. En Mérida ganamos 3 a 0. ¡Cuidado con perder por goleada en Washington!

Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!

domingo, 17 de junio de 2007

¿Y a qué hora llega el cambio responsable?

La Palabra Ingenua 17/06/2007
Por runa, comunidad del río hablador

¿A qué hora llega el cambio responsable?

El Gobierno se está volviendo especialista en cometer “errores políticos” más grandes que nuestro gigantón Presidente. ¡Cómo se nota que el popular Jorgito del Castillo es el Premier! Pero no son solo Jorgito y los compañeros quienes nos divierten con sus ocurrencias: en las alturas del Poder, la agenda está dominada por Mantillas, Ríos Castillos, Pandolfis, Canchayas, Mencholas, Tulas (¡ayayay, esta lista no tiene fin...!).Mientras los políticos se enfrascan en sus corruptelas y frivolidades, el interior del país arde. El último informe de la Defensoría del Pueblo, de mayo, identifica 32 conflictos sociales activos. Y aún en su lista no figuraban la larga huelga de trabajadores subcontratados de Marcona, ni los problemas de Ocobamba contra la minera Buenaventura, ni los líos entre la comunidad de Negritos con Minera Yanacocha, ni el enfrentamiento de los trabajadores despedidos por sindicalizarse en Casapalca...

Por ratos el Gobierno del segundo Alan García parece particularmente duro y, uno pensaría, sólido. Como ya varios analistas y diversas investigaciones vienen señalando, se ha recompuesto una especie de SIN “chicha” que, de manera informal, hace seguimiento a opositores y dirigentes sociales, los amedrenta y trafica con información sobre los mismos. Ahí tenemos al sentenciado Agustín Mantilla y su escandalosa reunión con militares en actividad y con el electo y saliente magistrado del Tribunal Constitucional (¡estas cosas solo pasan en el Perú!) Ríos Castillo. Pocas semanas antes, en la víspera del paro ancashino que dejó dos muertos, Mantilla apareció sorpresivamente en Chimbote resguardado por agentes de la Policía, sin que nadie pudiera dar explicaciones. Ahí está también la porosa red de organizaciones militares y para-militares que, inspirada en los OVISE (Operativos de Vigilancia y Secguimiento) de Montesinos, persigue a activistas y vende información a empresas privadas, como en el caso de los ambientalistas de GRUFIDES en Cajamarca. En fin, allí están las decenas de personas que en los últimos meses han entrado y salido de la cárcel con falsas acusaciones de “terrorismo”, el cierre de varias estaciones locales de radio y TV en Áncash y los ya numerosos activistas muertos o heridos por la represión en este primer año de “cambio responsable”.

Pero probablemente la razón detrás de esta onda represiva y de “inteligencia” no sea tanto la fortaleza sino, por el contrario, la debilidad del régimen. Lo que vemos es un cascarón que se rompe por todas partes. Alan se pasea por el país dando declaraciones rimbombantes y buscando primeras planas, mientras sus operadores políticos no son capaces de controlar nada y cada ministro, funcionario o congresista hace lo que le da la gana. Recordemos, si no, que nuestro Presidente prometió la cabeza del próximo Ministro que cometiera un “error”. Tenemos de todo: desde ambulancias y patrulleros sobrevalorados hasta asesores fantasma, pasando por actas cocaleras “políticamente incorrectas”, pagos a diarios, Ministros del Interior que practican la táctica del avestruz...

Si García no puede controlar a la gente de su propio partido, ni qué digamos de sus aliados políticos. El Gobierno se inició con una coalición más o menos tácita en la que la mayoría parlamentaria estaba asegurada por los votos del APRA, del fujimorismo y de Unidad Nacional. Los primeros meses esto funcionó bastante bien. Los cuadros de UN estaban en ministerios, viceministerios, embajadas y hasta en el IPD; el fujimorismo obtuvo la Comisión de Relaciones Exteriores y la de “amistad” peruano-chilena, y logró desbaratar las procuradurías anticorrupción. Pero no ha pasado un año y la cosa ya se les ha puesto recontra complicada. UN se partió y el sector más a la derecha se quedó en el Gobierno, pero rompiendo con el sector mayoritario de la plataforma electoral de Lourdes Flores... que es el que tiene los votos en el Congreso. En tanto, la alianza con el fujimorismo está a punto de llegar a un punto de no retorno. Si continúa adelante, Alan terminará sometido a los caprichos de Keiko, se verá obligado a proteger activamente a Fujimori y terminará totalmente aislado. Si, por el contrario, el proceso de extradición acelera una ruptura, el APRA volverá a ser lo que los electores decidieron el año pasado: una minoría más.

Pero mientras los señores funcionarios y los poco dignos dignatarios se desviven por resolver sus componendas y por tapar sus corruptelas de diverso calibre, la protesta social está en plena ebullición. Decíamos que la Defensoría tiene contabilizados 32 conflictos sociales en curso, a los que debemos sumar 45 latentes y otros que han estallado en junio. Pero más que el número total, lo interesante es tomar nota de su crecimiento sostenido: desde mayo del año pasado, cuando solo se registraban 4 conflictos activos, hasta el día de hoy, la cantidad de espacios conflictivos no ha hecho sino incrementarse.

Mencionemos algunos de los más graves. En Ica, en la vieja compañía minera Marcona, ahora operada por capitales chinos, los trabajadores subcontratados tomaron al pie de la letra una de las principales promesas del Alan de la campaña electoral: el fin de los “services”. Exigiendo pasar a planilla y obtener los mismos beneficios en el reparto de utilidades que los pocos contratados, estos trabajadores llevan 50 días en huelga indefinida y han obligado a laShougang a reducir en 40% su producción, pese a lo cual la minera no da su brazo a torcer. El dirigente Rony Cueto, en tanto, ha sido apresado en un operativo que más pareció un secuestro y se encuentra desde hace días recluído en el penal de Cachiche. Recomiendo visitar la página Marcona Protesta para una visión desde los propios protagonistas.

Los compañeros de Casapalca, en el centro, también decidieron que había llegado la hora de que se cumplan las promesas presidenciales. Así, llevaron a cabo uno de los actos más básicos dentro del marco de la recuperación de sus derechos laborales: se sindicalizaron. ¿Cuál fue la respuesta de la empresa minera? Pues simple: cerró sus operaciones y despidió a todos. La única reacción gubernamental frente a la protesta de los trabajadores ha sido la represión, y la brutalidad de la policía deja hasta el momento el saldo de 4 muertos, aunque las informaciones son muy contradicorias. En la página de la CGTP hay valiosa información sobre este tema.

El jueves pasado, la ciudad de Tacna acató un paro de 24 horas en contra de la explotación que la empresa Minera del Sur realizará en el distrito de Palca. El paro fue contundente y la manifestación masiva. Hacia el final, la furia de miles de personas desbordó el control policial y se realizó una violenta toma del local del Gobierno regional, presidido por el señor Hugo Ordóñez, hermano del congresista nacionalista Juvenal Ordóñez. La población tacneña considera que ha sido traicionada por su Presidente, que al parecer transó con MINSUR. Los compañeros de Tacna han publicado diversos reportes sobre este caso en Indymedia Perú.

Para concluir esta incompleta lista, podríamos mencionar el paro que durante 13 días mantuvo la población de Yurimaguas, en Loreto. La medida ha sido levantada gracias a la firma de un Acta en la que el Ejecutivo adquiere 14 compromisos, entre ellos la revisión del tema de las exoneraciones tributarias y mayores desembolsos para el desarrollo de la zona. Lo curioso es que al inicio del paro Alan García había demostrado su valiosa sabiduría para comprender a los movimientos sociales, al declarar que todo el problema era ocasionado por la agitación de 4 cabecillas de Patria Roja y el Partido Nacionalista... como si las 10 mil personas que marchaban en las calles fueran mongolitos arreados por dirigentes inescrupulosos.

Todos estas diversas plataformas van a tratar de confluir en la Jornada Nacional de Lucha que la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), así como otras fuerzas políticas, sociales y regionales, están convocando para este 11 de julio. Será la primera medida de fuerza a nivel nacional que va a enfrentar el segundo alanismo. ¿Reaccionará con la misma onda represiva que lo ha caracterizado en estos meses, demostrando de esa forma su terrible debilidad? ¿Volverá a analizar erróneamente el problema, diciendo que todo se debe a un “complot” de la oposición...?

El 9 de abril del año pasado, el 54% de los electores votó a favor de opciones políticas que proponían el “cambio”, ya fuera el autoproclamado “cambio responsable” o el que los medios de comunicación tacharon de “cambio radical – salto al vacío”. El 4 de junio del mismo año, el 100% de los votos se volcó hacia los dos candidados que ofrecían modificar de una u otra forma las reglas de juego económicas que el fujimorismo había impuesto. Hoy, mientras los políticos parecen haber olvidado todo lo que dijeron y prometieron, y lo único que vemos desde las esferas de poder es más de lo mismo, la calle se calienta para reclamar cosas muy sencillas: salarios justos, inversión descentralizada, reparto equitativo de las ganancias extraordinarias que obtienen las empresas mineras y el fin de las corruptelas administrativas.

Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!

viernes, 8 de junio de 2007

La tele: a "nacionalizar", pero no como en los viejos tiempos

La Palabra Ingenua , 09/06/2007
Por runa, comunidad del río hablador

La tele: a “nacionalizar”, pero no como en los viejos tiempos

Ayer Jesús Martín Barbero, uno de los más influyentes teóricos latinoamericanos de la comunicación, habló en un seminario organizado por la UARM. Al final de su intervención, Barbero se refirió al fin de la licencia del canal venezolano RCTV, diciendo a grandes rasgos que estaba radicalmente en contra de la medida adoptada por el gobierno de Hugo Chávez... pero que la verdadera amenaza contemporánea contra la pluralidad es la hiper-concentración de la propiedad de los grandes medios de comunicación. Pero que quede claro: “no creo que la mejor solución sea andar cerrando canales”.

Es la tercera vez en la semana que escucho o leo a un intelectual progresista utilizar la misma forma de argumentar al respecto. Primero fue Alberto Adrianzén, quien en La República el domingo pasado afirmó que “lo que viene sucediendo en Venezuela con los medios de comunicación refuerza una tendencia autoritaria” y luego dedicó el resto de su artículo a mostrar con cifras demoledoras cómo en nuestro mundo “globalizado” no existe pluralidad informativa porque “solo 5 agencias de prensa distribuyen el 96% de las noticias mundiales”. Santiago Pedraglio hizo algo parecido en Perú.21, cuestionar el “silenciamiento” de RCTV para, acto seguido, desnundar la cultura del espectáculo y el amarillismo de los medios como uno de los graves problemas de la libertad informativa contemporánea.

En resumen: “ojo, lo que hizo Chávez está pésimo... pero el problema de fondo con la libertad de expresión reside en otra parte”. Hoy, yo voy a seguir un camino inverso para llegar exactamente al mismo punto. Como sugerí en mi ingenua palabra de la semana pasada, considero que la no renovación de la licencia que RCTV explotó durante más de 50 años es una decisión no solo legal sino legítima, porque este canal se zurró en la verdad y la ética periodística, manipulando la información para apoyar un golpe de Estado. Es decir, el caso RCTV no me parece problemático. Pero (siempre hay un pero)... ¡esta decisión tampoco resuelve el problema! No ha habido un cambio en la manera en que se administra el espectro radioeléctrico, ese preciado bien escaso y público. El otorgar y quitar licencias sigue siendo una función en manos del Ejecutivo, sin criterios claros que digan cuándo se procede de manera justa y cuándo de manera injusta. En el blog www.uterodemarita.com puede leerse textualmente un fragmento del discurso de Chávez pocas horas antes del fin de la emisión de RCTV: “He renovado las concesiones de cientos de radios y de otros canales. Pero yo, haciendo una evolución específica de esa televisora y de su atropello a la moral pública, decidí no renovarle la concesión, porque se convirtió en una amenaza para el país”. ¡He ahí el problema! El autor del blog comenta sarcástico: “El Rey Sol del Caribe. El Estado es Él y al carajo, pendejos”.

Dejemos por un rato a Venezuela y sus procesos internos, revolucionarios, sí, y asentados en un preocupante caudillismo, también. Aquí en el Perú estamos expuestos a las mismas arbitrariedades porque la administración del espectro sigue estando en las mismas manos: el Ejecutivo. No hace la diferencia el hecho de que el Gobierno tenga una relación conflictiva (como en Venezuela) con medios manejados por sectores que sienten sus intereses amenazados, o que tenga una excelente relación con los dueños de los medios, como en el Perú actual o en la década de Fujimori. Ni que tenga una mala relación pero se muera de miedo de enfrentarse con su omnímodo poder, como le ocurrió a un Toledo que no se atrevió a sancionar a los canales que vendieron su línea editorial a Montesinos.

Así que ahora retomo el punto donde me quedé la semana pasada: ¿qué hacemos? ¿Cuál debe ser el rol del Estado en la cautela de que la televisión, que utiliza el escaso espectro radioeléctrico, dé voz a todos los sectores? Esta claro que el modelo privatista, que ahora nos venden casi como “lo natural”, es un fracaso para garantizar la pluralidad y la democratización del derecho a la comunicación. Si un bien tan pero tan escaso es sometido a la “ley” de la oferta y la demanda, es lógico que se convierta en un recurso carísimo al que solo pueden acceder los grandes inversionistas y los grandes anunciantes, como de hecho hoy ocurre. Supongo que no es necesario demostrar a nadie que los sectores sin poder solo aparecen en las pantallas de TV en tanto sean funcionales al negocio, es decir, cuando venden, cuando generan rating porque les ha ocurrido una tragedia o porque son avezados delincuentes a los que la ciudadanía debe temer.

Pues bien, la buena noticia es que el modelo neoliberal del televisión no es el único que ha existido... y, por lo tanto, no es el único que puede existir. Los otros dos modelos paradigmáticos han sido el estatista soviético y el público europeo. Naturalmente que no vamos a proponer reconsiderar el fracaso de la televisión totalmente en manos de un Estado supuestamente revolucionario. Espero, por otro lado, que nuestros hermanos venezolanos no permitan que su socialismo del siglo XXI transite ese camino ya recorrrido por los socialismos del siglo XX. No puedo aún juzgar a TVes, la estación que reemplaza a RCTV, porque no la he visto. Pero según la propaganda oficial, será una televisora pública inspirada en el modelo europeo, “en el cual, a pesar de que la señal del canal pertenece al Estado, la programación es realizada por productores nacionales independientes, con total libertad y sin línea editorial”, según se lee en la página de Vive TV. Por supuesto, ver para creer.

El otro modelo, pues, es el público. Los canales públicos son los grandes canales europeos: la BBC, la RAI, la Deutsche Welle, etc. La idea general es la siguiente: la señal está en manos del Estado pero la administración concreta de los canales es responsabilidad de consejos autónomos. Este modelo estuvo en plena vigencia durante medio siglo, con el Estado de Bienestar... y aún hoy funciona, pero no sin problemas. Si bien la señal brinda contenidos de muy alta calidad y no es pro-gobiernista, tampoco es tan fácil que todos los sectores tengan voz en la misma. Esto llevó al surgimiento de un vigoroso movimiento de emisoras comunitarias promovidas por el propio Estado, y también de estaciones piratas en manos de grupos sociales, culturales o políticos que no tenían espacio en el “gran canal” hegemónico.

Estos son los tres paradigmas tradicionalmente mencionados por los “expertos”. Pero modelos hay muchos, muchísimos. Por ejemplo, en el Perú Velasco intentó poner la prensa en manos de sectores de la sociedad: los campesinos, los obreros, etc. La propoganda anti-Velasco, hoy día, ha reducido ese experimento (que puede haber tenido sus errores) a una narración plana de la “confiscación” de la prensa. Por otro lado, hace ya un tiempo la Asociación de Comunicadores Sociales -Calandria propuso una Ley de Radio y Televisión que buscaba regular la utilización del espectro radioeléctrico, retirando al Ejecutivo la potestad de dar y quitar licencias y tranfiriéndola a un Consejo autónomo formado por colegios profesionales, gremios, etc. Esa Ley era bastante buena y su aprobación hubiera sido una excelente manera de cerrar el capítulo de la mega-corrupción televisiva de Fujimori. Pero los canales llevaron a cabo una asquerosa campaña mediática en la que bautizaron esta propuesta como “la mordaza”. Al final, se aprobó una nueva Ley que deja todo como estaba... o peor.

Pero hay un modelo más que me gustaría mencionar: el colombiano. Es uno de los modelos más interesantes en Latinoamérica, por el rol que le asigna al Estado pero también por la clara visión de que el espectro radioeléctrico es un bien público que debe estar al servicio de todos. Su primera legislación sobre la televisión, que data de 1954, empieza diciendo que “todos los canales radioeléctricos que Colombia utiliza o pueda utilizar (...) son de propiedad exclusiva del Estado”, y continúa afirmando que “las telecomunicaciones son un servicio público que el Estado brindará directamente”. Por supuesto, establece la posibilidad de que se otorguen licencias a privados, licencias que no pueden durar más de 20 años. Pero según tengo entendido, durante mucho tiempo la figura más recurrida fue el “alquiler” de licencias por horas. Es decir, un productor podría adquirir licencia para transmitir una telenovela todos los días de 7 a 8 de la noche... sin necesidad de invertir en poner al aire ¡todo un canal de televisión! Hoy, con Álvaro Uribe en el poder, muchas cosas están cambiando en este marco legal, y se viene debatiendo una ley que repite 21 veces la palabra “competencia” y en cuya sustentación se expresa que el objetivo es impulsar “la inversión en el país, para que la industria de telecomunicaciones de Colombia se adecúe a un ambiente pro-competitivo”.

Ahora, ingenuamente, propongo: ¿Por qué no instituimos ese Consejo autónomo que proponía Calandria (lo que es indispensable) y le damos la facultad para administrar no la entrega de 7 licencias de TV, sino el 100% del espectro? ¿Por qué no “nacionalizamos” nuestro espectro radioeléctrico y le sacamos el máximo provecho posible, cediendo en uso espacios específicos (pero eso sí, sin censura previa)? Si se otorgan licencias por 20 años a grandes empresas o a grandes instituciones públicas que puedan sostener una inversión de esa magnitud, lo que se logra es subdividir el espectro y crear 7 nuevos reyezuelos que, al final, terminan cobrando un excesivo poder y coaligándose con otros poderes de facto. Esa es nuestra situación actual. A estos barones de la tele, a lo mucho, se les puede obligar a “no violar” determinadas normas. Pero este mecanismo no sirve si lo que se quiere es garantizar la pluralidad de las voces que acceden a este escaso recurso. Con la figura de licencias mucho más específicas podremos multiplicar las posibilidades de “salir en la pantalla”, dando oportunidad a pequeños productores, a asociaciones civiles, a organizaciones sociales, a estudiantes de escuelas de comunicación, a aficionados... y, por qué no, a empresarios que quieran vender sus productos audiovisuales.

En fin... una propuesta al aire. Déjenme soñar que hay salidas más allá de los monopolios estatistas y del neoliberalismo. Déjenme soñar... porque solo si soñamos podemos luego actuar y transformar la realidad.
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Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!

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