La Palabra Ingenua 12/10/2007
Por runa, comunidad del río hablador
Maravilla El Salvador
¡Otras culturas son posibles!
Esta semana empieza el cuarto Foro de la Cultura Solidaria que se realiza en Villa El Salvador y, a partir de este año, también en Villa María del Triunfo. En medio de las locuras propias de la organización (que explican nuestra ingenua mudez de esta semana), quiero darme un tiempito no para difundir este evento, sino para compartir rápidamente algunas reflexiones sobre lo que éste significa.
¿Qué es un “Foro” y, encima, uno de la “cultura” y, más específicamente, “solidaria”? Para decirlo en sencillo, el FCS es una semana repleta de actividades artísticas y culturales en el más amplio sentido de la palabra. A la volada menciono algunas de las actividades inscritas este año, solo para hacernos una idea de la diversidad que acoge este espacio. El martes 16, el grupo Ukumari narrará sus cuentos por la No Violencia. El miércoles 17, dentro del eje “economía solidaria”, la Federación Popular de Mujeres de VES organiza una conversa sobre banquitos comunales y comedores autogestionarios. El martes 16 nuestra querida Chalena Vásquez ofrecerá un concierto en la casa teatro Vichama. El lunes 15, varias experiencias de comunicación local y alternativa se darán encuentro en un taller en el Centro de Comunicación Popular y Desarrollo. El jueves 18, Gabriel Coutu desarrollará un laboratorio de improvisación teatral. El domingo 14 la Casa Alternativa Joven será escenario de un “encuentro de jóvenes militantes de izquierda” que promete juntar a perro, pericote y gato para reflexionar sobre nuestra acción política. El sábado 20, el Movimiento de Niños y Adolescentes Trabajadores hará una intervención callejera en el Óvalo de la Mujer: el “muro de la opinión”. El viernes 19, el colectivo ContraNaturas promueve el conversatorio “Arte, transformación social y sexualidades”.
El Foro es una oportunidad para que los vecinos -en particular los más jóvenes- de Lima Sur puedan acceder a un montón de manifestaciones artísticas e informarse sobre una serie de temáticas a las cuales, por esas cosas de la vida, no tienen acceso comúnmente. En realidad, para cualquiera que viva en cualquier distrito es poco común acceder a este tipo de expresiones, pues el arte, la cultura y la reflexión política no suelen ser tan promovidos que digamos. Pero no es solo “acceso”. Más importante aún, es un espacio para el diálogo y la libre expresión. Villa El Salvador es una ciudad que tiene una vida cultural muy activa, con decenas de grupos juveniles y artísticos. Así que la semana de arte libre que promueve el FCS busca ser solo un momento cumbre que reúna y potencie esta dinámica propia del distrito. Además, la voz de los pobladores es recogida a través de los talleres e intervenciones en la calle, que son momentos de intercambio entre trabajadores del arte y vecinos.
Pero, ¿a dónde apunta todo esto? Las y los personas y grupos que impulsamos este espacio creemos que es posible generar procesos de transformación social desde la cultura. Y por eso este año asumimos el lema “otras culturas son posibles” y, por si las moscas, dejamos claro que nos referimos a culturas “solidarias”. Aquí es a donde quería llegar. A los materialistas dialécticos puede resultarles por lo menos curioso escuchar que se puede “transformar la realidad” desde el campo que ellos normalmente identificarían como “superestructural”. En la misma línea, a algunos les suena demasiado “light” esto de la cultura “solidaria”, que se asocia demasiado a la “caridad”, a ser “buena gente”. Para poner un ejemplo, en Villa El Salvador funciona uno de los tantos “hospitales de la solidaridad” que promueve la Municipalidad de Lima. ¿Es nuestro concepto de “solidaridad” el mismo que el de Luis Castañeda?
No creo. Creo que, por el contrario, poner en relieve el valor “solidaridad” es una apuesta altamente subversiva cuando la cultura hegemónica es la del “sálvese quien pueda”, la del beneficio individual y la acumulación privada. Dicho en una palabra: la cultura hegemónica es el capitalismo. Porque (nuevamente a despecho de los materialistas ortodoxos), el capitalismo es una cultura, es una matriz cultural. Al menos, tal como entendemos hoy la cultura, esta no es (solamente) el arte -el arte es una de sus manifestaciones. La cultura, en términos amplios, es más bien una gramática construida socialmente que nos hace comprensible el mundo y, también, nos ayuda a saber qué comportamientos son legítimos y cuáles no. En el capitalismo, es legítimo acumular a toda costa riqueza -es decir, poder-sobre-otros. Así, en el mismo distrito autogestionario de Villa El Salvador podemos observar en cualquier calle unas casas de tres pisos en material noble al lado de humildes covachas de madera o, aún, esteras. Los ganadores y perdedores de la competencia.
Otras culturas solidarias posibles significan exactamente lo contrario. La apuesta por construir solidaridad está presente (o busca estarlo) en todo el proceso del Foro. Desde lo más evidente: los artistas no cobran por sus presentaciones, y la entrada a los eventos no es gratis, pero tampoco se cobra: al ingreso los asistentes entregan donaciones que luego son derivadas a organizaciones sociales del distrito. Pero más allá de este símbolo, la misma organización de la semana de arte libre es un proceso de solidaridad y colaboración, en el cual se lucha concientemente contra cualquier tipo de acumulación de poder, se hacen esfuerzos (quizás agotadores, pero indispensables) para que el liderazgo y la responsabilidad sean colectivizados, y se trabaja (y este año se ha avanzado mucho en eso) para que los gastos que se tengan que hacer se autogestionen en la medida de lo (im)posible.
Es decir, desde la práctica concreta tratamos de demostrar que otras culturas organizacionales y políticas sean posibles. Uno de los principios que considero con mayor carga revolucionaria es el que define al Foro como un espacio de “querencia” (¿en qué proyecto político o cultural se ha planteado como elemento central que los que lo promueven “se quieran”? Pero, por otro lado, sin ese detalle, ¿cómo se podría proponer un modelo social que se construya sobre el mismo principio?). A veces las dificultades naturales dentro de un proceso de este tipo han puesto en tensión este espíritu, pero creo que nadie deja de reconocer que conservarlo es central para hacer realidad estas otras culturas posibles.
Desde la práctica concreta significa también que el Foro hace énfasis en elementos de la “cultura” cotidiana que a veces pasan desapercibidos pero que son esenciales si queremos hacer algo distinto. Uno de ellos, quizás el más gráfico -y el menos importante en muchos programas políticos- es el de la alimentación. Promover una “cultura alimentaria andina” y, en general, otros patrones de consumo (no de consumismo) tiene efectos directos sobre la economía, la salud, el medio ambiente y, también, sobre la autoestima de las personas. En otra parte escribí unas reflexiones sobre el tema luego de una actividad que organizamos el año pasado con madres de familia, y que repetiremos este año con chicos de colegio. Pero ahora quería insistir en que para plantear que otros mundos son posibles y que otras culturas también lo son, el primer requisito es afirmar que es posible vivir de otras maneras, y eso interpela directamente nuestra cotidianidad.
El Foro tiene retos, por supuesto. Como experiencia humana que es, es recontra perfectible. Algunos de sus retos (y las agrupaciones que en este momento están cabezonas con los ajustes a la programación lo saben más que nadie) son muy logísticos. Suele ser complicado combinar voluntariado, horizontalidad y eficiencia. Pero el mundo que queremos no puede ser menos eficiente -al contrario, debe serlo más- que el capitalismo, así que hay que chambear duro en ese aspecto. Otros de los retos son mucho más organizacionales, sobretodo en lo que se refiere a construir colectivamente reglas de juego que funcionen y al mismo tiempo respondan a los principios que se propone el Foro. Otros de los retos son mucho más políticos y tienen que ver con la capacidad que tenga el Foro de insertarse dentro de la dinámica local y articularse al mismo tiempo con espacios metropolitanos que pueden considerarse hermanos -como la FITECA de Lima Norte-. Más aún, el FCS tiene mucho que decir, desde su especifidad peruana y enfáticamente cultural, en el movimiento alterglobalización y en el proceso de los Foros Sociales Mundiales en los cuales se inspira y de los cuales ha recogido el lema de que “otro mundo es posible”. Otros de sus retos tiene que ver con su naturaleza: esta especie de mixtura entre “organización” y “espacio” está buscando dejar de ser un evento de una semana de duración para convertirse en un “proceso”, al mismo tiempo de articulación y de transformación, al mismo tiempo local y global. ¿Qué significa eso, exactamente? Es una pregunta aún abierta.
¡Y seguramente que esta semana nos ayudará a intuir algunas respuestas!
¡Nos vemos en Villa El Salvador y Villa María del Triunfo esta semana!
Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!
1 comentario:
¿materialismo dialectico?¿cultura? son dos conceptos complejos que los dejas muy en el aire,tal vez no les deberias ni haber puesto,sobre todo porque utilizas conceptos politicos para algo que no lo es. Si bien el foro es una semana de actividades culturales, se queda solamente en una semana, y es muy triste, ues no logra involucrar del todo a la gente de Villa, que en su mayoria no saben de su existencia.De todas maneras suerte en este proceso y esperemos que resulte algo interesante de toda esta mescolanza de conceptos.
Dario
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