miércoles, 29 de agosto de 2007

El sismo de arriba y el sismo de abajo

La Palabra Ingenua 29/08/2007
Por runa, comunidad del río hablador

El sismo de arriba y el sismo de abajo
No hay terremoto que dure mil años

Y ya la catástrofe va pasando. Desde arriba, la prensa lentamente va regresando a sus frivolités de toda la vida, los políticos vuelven a la carga con sus mañas, los empresarios aprovechan el pánico para promover el sentido común acerca de que el sector privado es la voz y el Estado es ineficiente por naturaleza... Desde abajo, los afectados ven cómo la ayuda inmediata y asistencialista tiende a acabar mientras que la ayuda para la reconstrucción demorará o, para muchos, no llegará jamás. Así que, como siempre, la misma gente empieza a resolver el problema como buenamente puede. Aquellos a los que nunca llegaron las carpas del Ejército o de Defensa Civil y a quienes no llegarán las casas que construirá Julio Favre ya empezaron a reconstruir sus viviendas de manera tan precaria como antes, o a mudarse a donde algún familiar, en muchos casos en Lima.

En Tambo de Mora, por ejemplo, una de las zonas más afectadas de la ciudad de Chincha, ya dos poblaciones se cansaron de dormir entre las ruinas de sus barrios y resolvieron invadir terrenos privados vacíos. Para estas familias, se inicia el vía crucis por el que han pasado miles de peruanos en los últimos 30 o 40 años: juicios, órdenes de desalojo, negociaciones, inseguridad en la tenencia. Y, por supuesto, comenzar una nueva vida desde cero y sin ningún tipo de “apoyo”, construyendo con mucho esfuerzo y poco criterio casas que se volverán a caer cuando llegue el próximo sismo. Es solo un caso: podemos estar seguros que se inicia una nueva ola de invasiones y desplazamientos, pues la gente no va a esperar la lenta respuesta de este Estado para que le indiquen dónde reubicarse.

El Gobierno, por su parte, ha mostrado una enorme sensibilidad frente a la tragedia, desde el primer día en que Alan García agradeció a Dios porque no había ocurrido una desgracia (sic) hasta el acertado nombramiento de empresaurio Julio Favre, que se caracteriza por su comprensión y capacidad de diálogo con los sectores populares (?), pasando por la encomiable muestra de gratitud del ministro de la Producción, Rafel Rey, a través de su pisco “7.9”. De Favre diré poco. En el blog Desde el tercer piso encontramos una deliciosa recopilación de sus sesudas opiniones sobre diversos temas de la realidad nacional: suficiente para pintarlo de cuerpo entero. De los disparates de Alan y los afanes pisqueros de Rey... ¡qué más se puede comentar que no se haya dicho ya!

Es espectacular la rapidez del Gobierno y el sector privado para instalar en el proceso de reconstrucción un sentido común privatista. ¡Aplausos para ellos! La agilidad que no mostraron durante la emergencia la han mostrado para convecernos de que el Estado no sirve. En su versión minimalista neoliberal, el Estado tiene como única función organizar la respuesta ante situaciones que pongan en riesgo la seguridad interna. Pero el gran partido de la izquierda democrática (según Mulder) ya no cree ni siquiera en eso. Pude escuchar hace pocos días la explicación del ministro de Vivienda, Garrido Lecca, sobre por qué era buena la forma en que está planteado el Fondo de Reconstrucción para el Sur, Forsur: porque se trata de una alianza público-privada y su Director no tendría el estatus de “funcionario público”. Lo notorio es que esta percepción sobre la incapacidad de los funcionarios públicos la tiene ¡un funcionario público! Afortunadamente en la negociación en el Congreso este aspecto fue modificado Pero el énfasis privatista está intacto. Sobre el punto, es sintomático que la Ley que crea el Forsur establezca que en su directorio participarán “cuatro representantes de la actividad privada, de reconocida solvencia moral”. Más allá del detalle acerca de que “sociedad civil” tendría una connotación más simpática que “actividad privada”, me parece curioso que lo de la “solvencia moral” no sea requisito para el Director. Quizás en ese caso no hubieran podido nombrar a Favre.

Para Alan reconstrucción significa convertir Pisco en un megapuerto y facilitarle el negocio a los agroexportadores que, como quedó claro con el sismo, no han tenido mucho impacto en la mejora de las condiciones de vida de los pobladores. Ayer, nuestro querido Presidente pidió a los empresarios “desde Piura hasta Loreto o Lima” adelantar sus inversiones proyectadas para este año, y solicitó que informen al Gobierno “qué leyes o reglamentos constituyen un obstáculo”. Ya veo a los chinos de Marcona planteando nuevamente que la flamante ley sobre los “services” no les permite “dar trabajo” y a los mineros de Majaz proponiendo “flexibilizar” las normas ambientales para poder invertir.

Por arriba, negocios; por abajo la misma necesidad de antes. El fenómeno se nos presenta una y otra vez bajo diversas formas: un sismo, un friaje, un fenómeno del niño, una guerra interna, unas elecciones presidenciales, una ola de protestas... El mensaje es siempre el mismo: un país fracturado en el cual las élites y el Estado (independientemente de la buena voluntad que puedan tener muchas personas particulares) quedan atrapados en su lógica privatista, jerárquica, paternal y antidialógica, mientras masas de gente empiezan a resolver las cosas de forma muchas veces incoherente e improvisada, pero útil a corto plazo. El resultado se llama migración, invasiones de terreno, construcciones sin asistencia técnica, piratería, caótico transporte urbano, linchamientos ante la inoperancia de la Justicia, rejas por doquier... El resultado también se llama Sendero Luminoso, violencia y odio de clase (que no es lo mismo que lucha de clases). El resultado también se llama, cómo no, ollas comunes, comedores populares, autogestión, cooperación y redes de solidaridad: la creatividad popular tiene décadas aprendiendo a agenciárselas al margen del famoso Estado paternal.

En mi ingenuidad de la semana pasada había sugerido que “solo una población sólidamente organizada puede definir ella misma cuáles son sus necesidades urgentes, quiénes son los vecinos más afectados y cuál es la mejor manera en que el Estado o privados pueden contribuir con la solución”, y que era necesario “empezar por el diálogo con los pobladores y la organización de los mismos”. ¿Qué pensará Julio Favre de una sugerencia tan descabellada? Haciendo un gran esfuerzo, logró aceptar que se sienten en su directorio los alcaldes y presidentes regionales de las zonas afectadas. ¿Se decidirá a conversar con los pobladores pobres de los asentamientos de Pisco o Ica, o con los campesinos de Huancavelica o Yauyos, que son los principales afectados? ¿O solo le preocupará echar a andar nuevamente el aparato productivo iqueño y recosntruir la misma exclusión de antes?


Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!

No hay comentarios.:

Contador

Blog

Peru Blogs