La Palabra Ingenua 10/07/2007
Por runa, comunidad del río hablador
Vándalos, chiflados y comunistas
En Pucallpa, 12 mil imbéciles se movilizan como borregos manipulados por un grupito focalizado de extremistas. En Puno, 20 mil vándalos destruyen la ciudad siguiendo instrucciones del comunismo venezolano. Ayacucho acata un paro regional contundente porque los pobladores ignorantes se oponen al desarrollo. Al menos, parece que esto es lo que piensan Alan García, Mauricio Mulder, Jorge del Castillo, Expreso, Correo, El Comercio y tantos otros insignes formadores de opinión. ¿Qué ocurre en este país de chiflados en el que decenas de miles de personas salen a protestar cuando todo camina de las mil maravillas, las cifras macroeconómicas engordan y el Gobierno está “siempre con el pueblo”? ¿No será que los chiflados, ignorantes o imbéciles son los que no se dan cuenta que prometieron el “cambio responsable” y no cambiaron nada?
Hoy Mirko Lauer, en su columna de La República, trata de analizar las protestas regionales y dice una falacia. Cito: “¿Es cierto que las movilizaciones de estos tiempos en el fondo están exigiendo un cambio de política económica? (…) no da la impresión (…). La única excepción a la vista son quienes protestan contra la inminente firma del TLC con EEUU, que sí significará una tremenda modificación en la política económica. El resto de movilizaciones son más bien (…) laborales, ecológicas y por obras públicas demoradas. Luego están las movilizaciones que buscan (…) frenar cambios propuestos por el gobierno central. Las principales entre estas son las defensas del statu quo en la educación, el cultivo de hoja de coca y las exoneraciones tributarias”. En la misma línea, la editorial de El Comercio el domingo decía, palabras más o palabras menos, que los grupitos de revoltosos protestan para evitar los profundos cambios democráticos y descentralistas que está promoviendo Alan García.
¿Por qué digo que esto es una falacia? Porque la ola de conflictos sociales que vive nuestro país sí tiene como eje central la exigencia de cambios en la política económica que impuso Fujimori, continuó Toledo y Alan García prometió cambiar. Veamos los ejemplos de Lauer. Las movilizaciones “laborales” y “ecológicas” justamente se enfrentan con un modelo económico en el que la prioridad es que los inversionistas puedan hacer lo que les dé la gana y se “flexibilizan” las leyes laborales y ambientales. Las protestas por “obras públicas” tienen que ver con una visión de la economía en la que el Estado desaparece, su presupuesto se destina a pagar la deuda externa (como acaba de hacer el MEF con el pre-pago al Club de París) y las necesidades de la población son la última rueda del coche. Lo mismo podemos decir de la crisis de la educación, que no está en pésimo estado por culpa de Patria Roja sino porque recibe un presupuesto irrisorio. El retiro de las exoneraciones tributarias (que son las que permiten que en Iquitos la leche cueste lo mismo que en Lima a pesar de que se tiene que transportar en avión) es la continuación del modelo neoliberal que exonera de impuestos a las grandes empresas y pone la carga tributaria sobre los hombros de los que menos tienen. Por último, la erradicación de la hoja de coca no es un tema de política económica… ¡pero tampoco es un cambio de política! La “guerra contra las drogas” tiene 30 años de duración y es un fracaso absoluto, pues solo ha conseguido que crezcan la producción de droga, el poder de las mafias, la corrupción y la violencia.
¿Dónde está el cambio que Alan García, Jorge del Castillo, Mirko Lauer, El Comercio y otros respetables señores dicen que es el motivo de las protestas? ¡El motivo de las protestas es la ausencia de cambio!
Y en lugar de comprender esto, nuestros políticos no hacen sino repetir sus mismos rebuznos de siempre. Alan García acaba de decir que solo “hay un poco de ruido en el techo, ruido de exageración, ruido de revancha, ruido de extremismo, ruido alentado desde afuera” y que “todos saben que los gatos maúllan y lloran por las noches, especialmente cuando han perdido las elecciones”. ¿Esa es la profundidad de su análisis? Lo único en lo que acierta nuestro Presidente es en mencionar el último proceso electoral. Solo bastaba comprender las cifras de las elecciones 2006 para predecir esta situación: todas las regiones salvo Lima y una franja de la costa votaron por un candidato tachado de “radical” por los medios de comunicación. Pero se equivoca Alan si cuando habla de “los que perdieron las elecciones” se refiere a la insignificante estructura del PNP. Los que protestan son los mismos que el 2006 votaron exigiendo cambios, ya sea el 47% que escogió a Humala o el 53% que prefirió a un APRA que prometía el fin de los “services”, el retorno a la Constitución de 1979 y un renovado rol del Estado en la economía.
Por su parte Mauricio Mulder ha dicho que el gobierno enfrenta una "ofensiva comunista" detrás de las protestas. ¡Dios! ¿No recuerda Mulder que él mismo promovió el 2004 la participación del APRA en el paro del 14 de julio convocado por la CGTP? En aquella época, el slogan futbolero que utilizaron los apristas fue “métele un gol al mal gobierno”. ¿Cuando es con ellos es legítimo que el pueblo proteste, pero cuando es contra ellos es culpa del “comunismo”? Mulder nos regala otra joyita al “demostrar” que el Gobierno sí ha cumplido con sus promesas electorales porque el texto del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos fue revisado "letra por letra". ¡JA! La mentira más burda del mundo: no se revisó letra por letra, sino únicamente se le incorporaron unos anexos… ¡pero a solicitud del Partido Demócrata de EEUU!
Mienten para ganar las elecciones, continúan con la misma política económica que tanto criticaron, se olvidan de la lucha anticorrupción, se alían con los fujimoristas… y encima criminalizan a los que protestamos. Hoy fue publicado en El Peruano el siguiente Decreto Supremo Nº 060 - 2007 PCM: “Autorizan la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía Nacional del Perú, por el plazo de treinta días para garantizar el funcionamiento de entidades nacionales, servicios públicos esenciales y otros”. Ya estamos advertidos.
Culmino con dos notas al margen.
Nota uno: el SUTEP. Apoyar las luchas populares no significa apoyar cualquier protesta porque sí. Una tara de la izquierda siempre ha sido verse obligada a aplaudir cualquier manifestación desde el campo popular, de manera a-crítica. En el caso del SUTEP, tengo que lamentar la notoria falta de argumentos para oponerse a la Ley de Carrera Pública Magisterial. Esta ley no promueve los despidos, ni privatiza la educación, como alegan los dirigentes del magisterio. La he leído atentamente y lo que encuentro es una fórmula bastante coherente para definir de qué manera un profesor ingresa al sistema educativo y cómo asciende en el mismo, con incentivos y capacitaciones. Más aún: el profesor que ingrese no saldrá nunca del sistema educativo, pues en el caso de que desapruebe las evaluaciones periódicas se le asignaría un puesto de funcionario. Los sutepistas alegan que están en contra de la municipalización privatizadora. En efecto, la municipalización (que está en marcha) ha demostrado su fracaso en Chile, Nicaragua y otros países, y es una medida que privatiza de manera asolapada este derecho básico. Pero la Ley de Carrera no tiene nada que ver con la municipalización. Es necesario advertir fraternalmente a nuestros compañeros del SUTEP que sus argumentos son débiles y que las evaluaciones y la meritocracia en el asenso son elementos clave para transformar la educación en el país. Por supuesto, esto no quita la responsabilidad del Estado, que tiene que cumplir con elevar el presupuesto.
Nota dos: el ALBA. ¡Qué tal hipocresía esta campaña anti-Venezuela! Me ha sorprendido que el propio Yehude Simons, presidente regional de Lambayeque, afirme que él nunca permitiría ese tipo de injerencia extranjera. ¡Pero si en Lambayeque funciona el programa “Nuevos Horizontes” en el que militares norteamericanos “ayudan” a construir colegios, atienden consultas de salud y “colaboran” con el entrenamiento de nuestras FFAA! Claro, se me dirá: el Congreso de la República autorizó ese programa. ¡Faltaba más! Si se trata del ingreso de tropas extranjeras, dicha autorización es necesaria. Pero ¿qué problema hay con el trabajo gratuito de médicos cubanos? Por cierto, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que es como se llama el dichoso ALBA, NO es un programa asistencialista, como lo quieren pintar: es una estrategia de integración latinoamericana en la que no prima la competencia sino la complementación. Además, la última asamblea de ministros y movimientos sociales del ALBA aprobó que pudieran formar parte de esta iniciativa los gobiernos locales, así que este proceso que tanto escandaliza está teniendo lugar no solo en Puno, sino en muchos países más. Por último: echarle la culpa de las protestas en el altiplano a la “injerencia” bolivariana es un despropósito.
Fin de nuestra ingenua palabra de esta semana. ¡Nos vemos el día de mañana, miércoles 11, en la Jornada Nacional de Protesta!
Nota: el documento original ha sido elaborado con OpenOffice.org Writer como procesador de textos. Utilice y difunda software libre: ¡No al monopolio corporativo de Microsoft y compañía!
1 comentario:
Hola!
escribo desde argentina,muy buen blog
te paso el mío para que me conozcas
saludos
http://lamitadmasunoteamaelrestotenvidia.blogspot.com/
ani
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